Este discurso es una exquisita exposición en defensa de la vida y la familia, en defensa del valor de la persona humana, y aún más allá de su contenido y fundamentos, podemos apreciar la fuerza y el valor que la diputada da a cada palabra que nace de su corazón porque realmente siente lo que está expresando y porque conoce el esfuerzo de una mujer que se desarrolla profesionalmente y también lleva adelante con esmero y mucho orgullo la maternidad, una mujer que ama, respeta y valora la vida y la familia.
Si bien esta exposición hace referencia a la familia italiana, lo cierto es que aplica para todas las sociedades, y coloca sobre la mesa los temas del vientre del alquiler, la ideología de género y la eutanasia que son prácticas que destruyen la vida y la familia.